La meditación ha supuesto en mi vida un antes y un después. No voy hablar sobre ella de forma técnica, explicando la infinidad de formas de meditar. ni mucho menos. Sino que os voy a contar lo que descubrirla ha supuesto en mi vida y en mi día a día.
Meditar te lleva a entrar dentro de ti de una forma que nunca sospecharías. Pero antes de contar como me siento gracias a meditar, voy a empezar contando cuando empecé y cuales fueron mis primeras sensaciones, pues no resultó ser como esperaba en un principio y realmente fue por empezar de la forma errónea.
Cuando empecé era más como una obligación a mí misma, que disfrutar de ese momento de calma que me concedía. Era una situación que se escapaba a mi consciencia y no la entendía, pero sabía que lo poco que conseguía me hacía sentir muy bien. Por eso gracias a mi curiosidad por la meditación, por buscar esa calma y dedicarme ese tiempo para cuidarme y quererme, encontré el Yoga.
Mi primer contacto con la meditación.
Hace ya muchos años, empecé hacer terapia. Allí hacia ejercicios de relajación donde yo era un simple objeto externo que tenía que visualizar determinados escenarios que me iban describiendo. Sentía mucha tranquilidad, mi respiración cada vez se pausaba más y mi ansiedad se iba reduciendo. Estos mimos ejercicios los utilizaba para lo contrario, para exponerme a las situaciones que más ansiedad me generaban. Así, desde una situación segura y controlada, pero al mismo tiempo exponiendo mi cerebro, poder enfrentarme a ese momento de ansiedad y aprender técnicas para solucionarlo. Gracias a estos ejercicios de visualizar situaciones, de una manera relajada y tranquila, empecé a interesarme mucho por la meditación.
Empecé a buscar meditaciones guiadas en Internet, pero realmente no me encontraba cómoda. Yo intentaba encontrar un momento en el que nadie me molestase. Un momento de calma, pero cuando me sentaba con los ojos cerrados lo único que sentía eran unas ganas enormes de moverme. No me gustaba nada la sensación de quietud. No me sentía cómoda en la postura de sentada y apenas aguantaba ni 5 minutos, sin que mi cabeza divagase o alguna parte de mi cuerpo, o muchas, empezasen a sentir un picor que no podía controlar y tenía que moverme.
Meditación tras empezar a practicar Yoga.
Tras descubrir el Yoga y empezar a practicar, aumentó mi interés en la meditación. Descubrí varios tipos de meditaciones guiadas y probé cada uno de ellos como por ejemplo la que te centras en la respiración, la de los chacras, la que se realiza con los malas, meditación con mantra o el Yoga Nidra. En otras publicaciones contaré mi experiencia y lo que más me gusta o menos de cada una de ellas.
Cuando empecé a ser más consciente de que es realmente la meditación y que realmente hay que estar preparado para ella tanto física como mentalmente fue cuando comprendí porque no lo hacía en mí y no conseguía que hiciese el efecto que esperaba.
Pues bien, lo primero que tenemos que tener en cuenta son los 8 pasos del Yoga de Patanjali, considerado por muchos padre del Yoga que escribió los 196 aforismos Yoga Sutras de Patanjali.
Los 8 pasos del Yoga.
- Yamas. Filosofía del Yoga, filosofía de vida.
- Niyamas (Principios Personales)
- Asanas. Son las posturas que practicamos en Yoga.
- Pranayama. La respiración yóguica que conecta la energía con nuestra consciencia. Es el corazón del Yoga
- Pratyahara. Dominar los sentidos para ser capaz de no dispersarnos y mirar hacia dentro
- Dharana. Es la capacidad de concentración.
- Dhyana. Aquí tenemos la meditación y lo conseguimos cuando mantenemos a Dharana firmemente.
- Samadhi. Es cuando la meditación absorbe completamente al meditador y se unen sujeto y objeto
Así que si nos fijamos la meditación llega tras recorrer los siete pasos del Yoga y la absoluta meditación y unión en el paso ocho. Pretender saltar al paso siete sin trabajar el resto de pasos conlleva a no tener una meditación plena. En el Yoga hay que tener paciencia e ir paso a paso.
Una práctica diaria y una mayor consciencia sobre mí.
Meditar ahora se ha convertido en una parte más de mi día a día. Es cierto que me gustaría poder dedicarle más tiempo. Antes era algo que forzaba por lo que no obtenía lo que de verdad es la meditación. Y es que mis obligaciones presionaban sobre mi mente y no conseguía hacerlas irse para poder encontrar ese momento de calma y tranquilidad. Siempre había algo más importante que hacer, por lo que meditar se convertía en una lucha. Conseguía mantener una respiración tranquila, pausada y relativamente larga hasta que las obligaciones llegaban a mi cabeza y la quietud me incomodaba hasta el punto de no conseguir concentrarme en mi y en ese momento. La calma se desvanecía en mi interior y en lo único que pensaba era en que terminasen ya los minutos de meditación.
Pero un día fue consciente de que el problema no eran esas obligaciones. ¿De verdad no voy a ser capaz de dedicarme 15 minutos al día para mí? ¿Para mi paz, mi calma y encontrarme? ¿Qué puede haber más importante que encontrarte a ti mismo y verte desde dentro?
Así que decidí que al menos 1 vez al día tenía que encontrar ese rato. Al igual que lo había encontrado para la parte física del Yoga, tenía que encontrarlo para meditar. Quitarme 15 minutos de teléfono móvil, de televisión, retrasar 15 minutos la hora de la comida o la hora de irte a dormir. Y sobretodo y es lo que más me ha funcionado ponerme el despertador 15 minutos antes de mi hora normal y meditar por la mañana.
Mi meditación actualmente
Desde que empecé hace ya unos años he tenido una gran evolución interna y eso lo he visto reflejado en mi practica y en mi día a día. En mi caso ha sido a través de probar diferentes tipos de meditaciones y en diferentes horarios, como he visto qué momentos se adecuan más a mí.
Quizás sea de las cosas que más me gustan del Yoga y es que se adapta a la persona a sus circunstancias físicas y mentales y no al revés. Con esto consigues un gran crecimiento personal y conocerte a ti mismo hasta puntos que no puedes imaginar.
Como he dicho, probé diferentes horarios, antes lo hacía por la noche como una valoración de lo que el día había acontecido. Pero, como madre trabajadora de dos pequeñajos y que la gusta mucho estar en la calle con ellos el máximo tiempo posible, Llegaba muy cansada por la noche y no me sentía relajada. Quizás también por todo el estrés acontecido durante el día. Pero esto es algo que cada uno tenemos que descubrir, cual es el mejor momento para ello.
Ahora mismo según haya ido el día y yo me encuentre, medito o bien por la mañana según me levanto, al medio día después de mi práctica o por la noche, cuando aún no estoy demasiado cansada.
¿Qué me ha hecho descubrir?
Pues me ha hecho descubrir lo que de verdad es importante en mi vida. Ha hecho que me dé cuenta de que la persona más importante para mí, tengo que ser yo. Así poder proyectar esa seguridad y ese amor a los que más quiero. He descubierto cosas buenas, pero también y sobretodo a trabajar las no tan buenas. Determinados comportamientos que me gustaría cambiar y ser consciente que tengo que hacerlo. En momentos en los que estoy sobrepasada, con mucho estrés. Situaciones complicadas que te dejan bloqueado y no sabes qué camino seguir. Momentos en los que no te llega la inspiración.
Y, ¿cómo puede ser?, pues no lo sé. Realmente mientras estás meditando, centrado en tu respiración los pensamientos van y vienen. Vuelves a centrarte en tu respiración y hay momentos en los que consigues no pensar en nada. Ahí es donde yo encuentro esas respuestas, esa calma. En ese silencio interno es donde me encuentro.
Muchas gracias.