Cómo enfocar la evolución de nuestra práctica, a mi parecer, puede marcar una gran diferencia de unos practicantes a otros.
Desde que empecé a practicar Yoga hay una parte de mi cuerpo que siempre se ha resistido más. En yoga tenemos posturas, desde un punto de vista más físico, para abrir el pecho, ganar fuerza en piernas o en brazos, equilibrio, estabilidad, posturas para el core, posturas para dar elasticidad a la columna y mi némesis, abridores de caderas.
Al principio me di cuenta que como en todo, hay cosas que por naturaleza se dan mejor que otras y simplemente hay que trabajar más esas partes que se resisten. El problema viene cuando es tu anatomía la que se resiste, entonces ahí el trabajo es diferente y es lo que estoy trabajando ahora, pero vamos por partes.
El comienzo de mi práctica personal
Cuando empecé a practicar Yoga en casa, tuve un gran consejo por parte de mi tía yogi y fue que me grabase e hiciese fotos para ver como realizaba realmente las posturas, al menos hasta que fuese a un centro de Yoga y empezase a interiorizar cada postura. Y así lo hice, me gustó tanto que me animó a compartir mi evolución y crear este blog.
En mis comienzos me faltaba flexilidad y erróneamente priorizaba las piernas a la columna. Aunque tenía fuerza necesitaba aprender a gestionarla y repartidla bien por las zonas que cada postura requería. En esos momentos no era consciente de lo que realmente es Yoga, de cómo te tienes que sentir. Había tensión por todas partes, apenas había espacios para respirar, pero por suerte es algo que con el tiempo vas descubriendo y a pesar de no realizar las asanas de la mejor manera, tenía una gran sensación de bien estar y felicidad tras mis prácticas y eso me hizo desde el primer día querer mejorar y volver a la esterilla día tras día

Cómo no hacer Uttanasana
Sinceramente no me gusta mirar hacia atrás en casi ningún aspecto de mi vida, pero a veces nos viene genial para darnos cuenta de todo nuestro trabajo. En el caso del Yoga, me permite enfocar mi practica hacia donde la quiero llevar. No solo el trabajo físico sino el trabajo de tomar consciencia de la postura. Una evolución física, pero sobre todo mental. Una evolución en la que interiorizas la postura y la respiración. Esta foto fue de mis primeras Uttanasanas. Como se puede comprobar hay muchos errores que pueden llevar incluso a lesionarte. Mi principal error estaba en priorizar el estirar las piernas y eso me llevaba a comprometer completamente mi columna, no solo la redondeaba, sino que en esos momentos era imposible llegar con mis manos al suelo, por lo que mis hombros y mi pecho se cerraba impidiendo el espacio para respirar. Tengo los pies enraizados y las piernas activas, pero las tengo completamente estiradas y la flexión no la hago desde la cadera por lo que redondeo mi columna, comprometiendo la zona lumbar, además llevo los hombros a las orejas. Esta postura podríamos llamarla “Cómo no hacer Uttanasana” Simplemente el pequeño gesto de flexionar las rodillas lo que necesites, manteniendo los pies enraizados y las piernas activas ya cambiaría completamente la postura. Si, es cierto, no se vería igual de bonita, con las piernas estiradas que con las rodillas flexionadas, pero lo importante es realizar la postura de la forma más aproximada a la postura final sin comprometer ninguna zona de nuestro cuerpo a posibles lesiones y priorizando siempre en alargar la columna y dejar espacio a la respiración. En una postura cómoda y confortable. Esto, con la práctica, el tiempo y una vez hayamos interiorizado la postura, profundizaremos cada vez más en ella.
Cómo enfoco mi práctica hoy.
Actualmente mi práctica es muy diferente, para seguir con el ejemplo de Uttanasana, es una postura que la hago con consciencia. Desde el punto de vista de la ejecución de la postura y sobre todo desde el punto de vista de mi anatomía.
Quizás uno de los puntos más importantes para evolucionar en tu práctica es, a parte de tener una práctica constante, no pensar en llegar a la postura perfecta. Adaptar la postura a ti y a tus circunstancias, practicar con constancia, sin frustraciones ni metas, y eso con el tiempo y paciencia te llevará a llegar a la postura.

Uttanasana hoy
Esta segunda foto, es de este mes de enero. Entre una y otra foto han pasado dos años y medio. Y si sigo buscando en la hemeroteca seguro que encuentro una Uttanasana muchísimo mejor a nivel de foto, pero esta es mi Uttanasana real, de ahora mismo con mi Psoas acortado. Una Uttanasana con los pies enraizados y las piernas activas. Si están estiradas, pero si te fijas bien tengo las rodillas un poquito flexionadas, no están completamente estiradas. Es más, si viésemos una foto del comienzo de la práctica verías que en mis primeros saludos al sol flexiono mucho más las rodillas hasta que mi abdomen está pegado a los muslos. La flexión está hecha desde las caderas, y sobre todo la columna sin redondear. Los hombros están alejados de las orejas y los brazos en las pantorrillas haciendo de palanca para ayudarme a profundizar más en la flexión. Me siento cómoda en la postura y respiro en ella. Y aún así hay muchísimos peros que se le pueden sacar a la postura, porque por supuesto, aún me queda mucho para llegar a la postura final, pero esta es mi Uttanasana hoy por hoy y simplemente tengo que seguir trabajando en ella y disfrutar de esta maravillosa evolución que me ha dado mi constancia.
Y ahora...
Como he dicho antes, dentro de todas las posibilidades que físicamente nos aporta el Yoga, la que más se está resistiendo es la apertura de caderas y claro es algo que engloba muchas posturas. Entonces tengo dos opciones, frustrarme, presionarme y llegar hacerme daño o escuchar a mi cuerpo, comprender que todo es un proceso y que tengo que dejar que mi cuerpo se habrá a la experiencia y se deje vencer por la postura.
Probablemente la segunda opción es la que más nos cuesta a todos, pero cuando comprendes que no hay prisa por obtener los resultados, que no hay que compararse con nadie, ni siquiera contigo mismo porque nuestro cuerpo está en continuo cambio y que es todo más simple, es saber esperar y disfrutar de ese proceso, es entonces cuando de verdad empiezas a disfrutar de este camino.
Y ya de paso os adelanto que la próxima entrada del blog será sobre las posturas que más trabajo para abrir caderas, así que si os interesa estad atentos.
Namasté
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