Estrés, irritabilidad. El Yoga te conecta contigo mismo.

Estrés, quien no lo sufre hoy en día y lo complicado que es saber gestionarlo. No nos tomamos el estrés como algo serio y realmente lo es. Cuando no sabemos gestionar nuestro tiempo y prioridades se apodera de nosotros. Esto nos lleva a mirar nuestra vida desde fuera y ser consciente de que no es la que queremos tener. No somos la versión de nosotros mismos que de verdad queremos ser.

No tenemos tiempo para dedicar a tantos estímulos externos que recibimos, pero que aun así, queremos abarcarlos todos. Y lo peor es que olvidamos dedicarnos tiempo a nosotros y esto es un verdadero problema. El no dedicarse tiempo conlleva a no cuidarse y si no nos cuidamos, tampoco estaremos preparados para dedicar nuestro tiempo a los demás. Es entonces cuando aparece el estrés y la irritabilidad, al frustrarnos por no conseguir lo que esperamos de nosotros.

Esto es algo que hasta que no fui mamá no fui consciente del todo.

Ser mamá y el tiempo empezó a volar.

Cuando tuve a mi primer peque, me volqué muchísimo en él. Quería absorber cada segundo, el tiempo empezó a ir tan deprisa que me daba hasta vértigo. Imagino que en esos momentos salió mi naturaleza más primitiva y solo pensaba en proteger a mi pequeño.

Pero si con un bebé el tiempo vuela…con dos ni siquiera eres consciente de que estaba pasando. Cuando me dí cuenta mi niño mayor tenía ya cuatro años y mi niña pequeña casi dos y yo…yo seguía en el mismo punto que cuando me quedé embarazada hacía casi cinco años.

Los años habían pasado, mis niños habían crecido y yo seguía en modo mamá perenne. Me dedicaba el tiempo justo y necesario para mi higiene personal, mantener algunas de mis amistades y la relación con mi familia y trabajo. ¿Pero dónde había quedado yo?

Esto es algo que a nivel personal les pasa a muchas personas, no solo por ser madre, obviamente este fue mi caso. Pero en general dejamos que el trabajo, personas u obligaciones nos absorban de tal manera, que cuando nos queremos dar cuenta no hay horas suficientes en el día para dedicarlo a todo. Y es aquí cuando olvidamos a la persona más importante del mundo. Tú.

Cuando el estrés se apodera de nuestro día a día.

Poco a poco empezamos a entrar en una dinámica que como yo digo, entramos en automático. En mi caso es levantarte, levantar a los niños, llevarles al colegio, ir al trabajo, comer y volver a recogerlos. Es un tramo de 9 horas en las que algunos días no tengo ni 10 minutos para parar y pensar. Todo, absolutamente todo está en automático.

Pero ha habido un cambio importante y es que antes de practicar Yoga y aprender a gestionar mis prioridades, este estrés me provocaba mucha irritabilidad.

Las mañanas era todo con prisas, la frase «venga date prisa que llegamos tarde» era continua. El momento coche…un auténtico tormento, porque acababa atacada de atasco, frenazos, gente pitando y un aura que me rodeaba de estrés. Salir corriendo para no llegar tarde a ningún sitio, prisas para cumplir si o si los plazos de los clientes y así un sin fin de prisa, prisa y más prisa. Que se traduce en estar irritado, saltar a la mínima y sobre todo y lo que más triste me ha puesto cuando he sido consciente. No disfrutar de lo más valioso, mi vida y mi tiempo.

Empezar a observar el mundo desde otra perspectiva.

Cuando empecé a practicar Yoga, uno de los sentimientos que más me fascinaron fue el sentir tanta tranquilidad interior. Lo único que quería era tener esa sensación la mayor parte de mi tiempo. Obviamente es imposible, pero si que iba hacer todo lo que estuviese en mi poder para conseguirlo.

Tengo la suerte de tener al lado una persona que, al igual que a mí, le encanta la tranquilidad interior. Y no te sorprendas, pues hoy por hoy es difícil encontrar personas que no discutan por todo y que a la mínima salten o busquen problemas. Así que al tener una persona a mi lado que busca lo mismo es más fácil buscar técnicas ya que al verlo desde fuera, la situación la percibe desde una manera más objetiva.

Un ejemplo muy cotidiano.

Nada de estrés laboral o temas más complicados. No algo tan simple como son las mañanas en cualquier casa, donde hay peques que tienen que ir al cole y los padres al trabajo. Pues bien, en mi caso, he conseguido, o estoy en ello no todos los días lo consigo. Cambiar el tono de voz y la frase. Simplemente con eso se nota mucha más tranquilidad y mejor ambiente. Es cierto que tienes que armarte de paciencia y relativizar, sobretodo relativizar la situación.

En mi caso era pensar, ¿qué es más importante?, meter prisa a mis hijos y que desayunen rápido, y todo esté correcto a la hora perfecta, pero en este caso ellos están inquietos, nerviosos y frustrados ya desde por la mañana por mi culpa. O levantarnos todos un poquito antes, con un despertar relajado, tranquilo, con más tiempo para hacer todas las tareas y así que todos podamos empezar nuestro día con buen humor, relajados y sobretodo que dejen de escuchar el «venga date prisa que llegamos tarde» que hasta yo me odio cuando lo escucho.

Pues bien con este ejemplo a lo que quiero llegar es que intentado buscar esa tranquilidad que el Yoga me aporta, esta paz que la meditación me está brindando, la oportunidad de sentirme querida por mí al dedicarme este tiempo. Hace que mis prioridades hayan cambiado absolutamente y que mi entorno, también lo disfrute.

Adapta el Yoga a tu estrés.

Una de las cosas que más me gustan del Yoga, es que es totalmente flexible. Es una filosofía con más de 5000 años de antigüedad, que ha viajado por todo el mundo de generación en generación, a través de miles de culturas diferentes. Así que esto hace que cada uno podamos adaptar el Yoga a nuestra situación personal tanto física, pero sobretodo mentalmente.

Recuerda que el Yoga no es solo la parte física. Tienes los Los Yoga Sutras de Patanjali,  que son los principales fundamentos del Yoga y son 8 pasos. La parte de las asanas tan solo es uno de ellos. Por eso cuando introduces el Yoga en tu vida a cada uno nos aporta lo que estábamos buscando, en mi caso ha sido tranquilidad interior, pero tu encontrarás lo que necesites. Eso es lo que debes adaptar a tu vida diaria.

Relativiza, de verdad es más importante llegar 5 minutos antes al trabajo a costa de ir con prisas a todos lados, mal humorados, conduciendo de forma peligrosa, poniendo incluso en peligro a otras personas. Que una de dos, organizarte para dejar ese estrés a un lado o si has salido tarde, aceptar la situación y las consecuencias sin involucrar a los demás en tu «problema» y así dejar de verlo como un problema, sino como algo que al día siguiente hay que poner solución.

Tomemos en serio el estrés, tomemos muy en serio nuestra tranquilidad y la de los demás.

Namasté.

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